
La motivación es mucho más que una serie de fórmulas y técnicas, ya que su resultado dependerá de una serie de factores intrínsecos y extrínsecos, tanto es así que ésta puede tener efecto y sensibilizar a un grupo y a otro grupo no. Su vocablo deriva del latín movere, que significa moverse o “estar listo para entrar en acción”, también se la define como “algo que energiza y dirige la conducta” dicho de otra forma “es lo que induce a una persona a llevar a la práctica una acción”.
En el plano pedagógico, motivación posee otro significado, para algunos autores quiere decir “proporcionar motivos”, “estimular la voluntad de aprender” y para otros “...es el arte de despertar el deseo de aprender de nuestros alumnos”.
En términos generales es el impulso, deseo, necesidad, anhelo y fuerza similar que guía la conducta de los seres humanos.
La motivación es el proceso que pone en actividad un interés o motivo. El motivo es algo interior, es la razón que lleva a un individuo a querer actuar, es decir, es lo que induce, dirige y mantiene la acción.
Es muy importante tener en cuenta que el grado de motivación que posea el individuo, dependerá en gran medida del objetivo a seguir o del grado de importancia que tenga la actividad que se encuentra realizando.
Una de las mayores fuentes de frustración para un docente es comprobar el desinterés, el aburrimiento y la falta de motivación de sus alumnos ante la tarea que muchas veces esforzadamente realiza.
Todo docente aspira siempre que su trabajo en el aula produzca frutos, se asimilen contenidos, se aprendan procedimientos, se interioricen actitudes, obviamente todo ello en un clima agradable, con un ambiente motivado que, a su vez, lo motive a él para seguir esforzándose y entregando cada día lo mejor de si mismo. Pero no siempre éstas necesidades y aspiraciones se conjugan simultáneamente en el trabajo cotidiano del aula.
Ante estos conceptos podemos decir que los principales propósitos motivacionales que persigue el docente son:
Despertar el interés del alumno en un tema determinado.
Estimular el deseo de aprender sobre la materia
Dirigir la atención y los esfuerzos hacia la necesidad de dominar la misma
Orientar esos intereses hacia el logro de los objetivos propuestos.Se puede afirmar también sin temor a equivocarse que, para llevar adelante lo enunciado con anterioridad, es necesario que existan las condiciones idóneas que permitan la adquisición de esos conocimientos y sobre todo que los mismos sean aplicados en la ocasión que se requieran, siendo éstas condiciones:
Querer aprender
Saber pensarEstos dos elementos tan valiosos constituyen la base de un problema que depende de variados factores, y muchos de ellos son ajenos al docente, lo cual crea un enorme desafío en su tarea, éste debe encontrarse realmente convencido que su labor vale, ya que de esta manera podrá convencer al alumno lo importante que es aprender.
La personalidad del docente puede ser también un factor decisivo en las respuestas que se reciba del grupo además de constituirse en una invitación al estudio, asimismo la actitud positiva debe constituirse en la necesidad que haga que el docente tome verdadera conciencia de la repercusión de sus actos en la formación del educando.
Por lo cual la motivación debe ser una preocupación constante, no solo porque despierta interés sino porque sostiene una forma de conducta.
Es evidente que las técnicas de motivación no constituyen recursos y resorte de eficacia mágica y resultados infalibles, capaces de por si mismas obtener automáticamente resultados, dependerá de la sensibilidad y conocimientos que el docente posea de su grupo para obtener de ellos por medio de incentivos y estímulos la mejor producción y logros.
La motivación puede clasificarse en
Extrínseca: significa conseguir algo a cambio de ese trabajo o esa actividad. Para el estudiante se podría decir que estudia para aprobar, para tener mayores conocimientos, para conseguir trabajo etc.
Intrínseca: significa la satisfacción interior que se obtiene al realizar una actividad. En el estudiante se podría decir que el mismo se ve capaz de aprobar y a la vez le agrada aprender más.
Trascendente: se encuentra dada por las necesidades que otras personas tiene de que él realice esa acción. En el estudiante se refiere a ser más útil a los demás.
Funciones de la motivación pedagógica La motivación pedagógica requiere principalmente de interés y esfuerzo por parte del alumno, además de dirección y guía por parte del educador. Las funciones son las siguientes:
Función selectiva: concentra la atención del alumno en un campo específico alejando distracciones y reacciones dispersivas.
Función energética: con la atención concentrada el alumno intensifica sus estudios y actividades redoblando energías y esfuerzos.
Función direccional: suscita en el alumno un intenso propósito que orienta todos los esfuerzos en vista a alcanzar la meta deseada.